Diariamente suceden episodios que nos llevan a hacer reflexiones con el fin de comprender un poco mejor este mundo en el que vivimos. Algunos de estos episodios no hacen sino afianzar ideas que hemos ido forjando a lo largo del tiempo. Otros, en cambio, abren nuevos debates personales. El hecho de que Obama apoye el proyecto de construcción de un centro cultural musulmán, con mezquita incluida, a dos manzanas de la Zona Cero, es uno de esos episodios que confirman mis creencias políticas, y es que la izquierda está totalmente desligada de la moral.
Nadie duda acerca de la legalidad que permite a los musulmanes construir una mezquita en Manhattan. De hecho, antes de los atentados del 11 S había más de un centenar en el barrio neoyorkino y han seguido existiendo sin que ello haya creado conflicto alguno. Pero no todo se rige por la legalidad y, por tanto, la pregunta que surge es la siguiente: ¿es moral construir una mezquita en el lugar que ocuparon las Torres Gemelas de Nueva York? ¿Es ético despreciar a las casi tres mil personas que perecieron aquel 11 de Septiembre de 2001 por el simple hecho de ser americanos y ciudadanos libres? Todos ellos murieron a manos de terroristas que ahora pretenden construir un centro dedicado a expandir por el mundo su cultura antiliberal. Porque no nos engañemos, mientras que la izquierda se empeña en buscar islamistas moderados como quien se lanza a la búsqueda del gamusino, todos sabemos que no existe musulmán amigo de la libertad ni respetador de religión diferente a la suya.
Las víctimas del terrorismo ni perdonan ni olvidan. No las olvidemos nosotros y no perdonemos a sus verdugos. Peligroso es que existan civilizaciones que quieran destruir la nuestra, pero más peligroso es aún que haya individuos que defiendan a los enemigos de su propia cultura.
Nadie duda acerca de la legalidad que permite a los musulmanes construir una mezquita en Manhattan. De hecho, antes de los atentados del 11 S había más de un centenar en el barrio neoyorkino y han seguido existiendo sin que ello haya creado conflicto alguno. Pero no todo se rige por la legalidad y, por tanto, la pregunta que surge es la siguiente: ¿es moral construir una mezquita en el lugar que ocuparon las Torres Gemelas de Nueva York? ¿Es ético despreciar a las casi tres mil personas que perecieron aquel 11 de Septiembre de 2001 por el simple hecho de ser americanos y ciudadanos libres? Todos ellos murieron a manos de terroristas que ahora pretenden construir un centro dedicado a expandir por el mundo su cultura antiliberal. Porque no nos engañemos, mientras que la izquierda se empeña en buscar islamistas moderados como quien se lanza a la búsqueda del gamusino, todos sabemos que no existe musulmán amigo de la libertad ni respetador de religión diferente a la suya.
Las víctimas del terrorismo ni perdonan ni olvidan. No las olvidemos nosotros y no perdonemos a sus verdugos. Peligroso es que existan civilizaciones que quieran destruir la nuestra, pero más peligroso es aún que haya individuos que defiendan a los enemigos de su propia cultura.