jueves, 22 de octubre de 2009

¡Gracias, blanco!

Lucha, entrega, sacrificio, perseverancia, tenacidad, elegancia, genio, leyenda, inteligencia, esfuerzo, coraje, victoria, sabiduría, liderazgo, siete, capitán, Raúl, Real Madrid.

Fuiste precoz. Con sólo 17 años debutaste en primera con el equipo que te iba a dar todo y al que acabarías por dar tanto. No imaginabas entonces, que ibas a convertirte en un símbolo del madridismo.

Puedes decir bien alto, y sin miedo a equivocarte, que nadie te ha regalado nada. Siempre has dado lo mejor de ti en cada minuto jugado con la camiseta blanca y tu 7 en la espalda. Y aunque sabes que en ocasiones las cosas no salen como nos gustaría, te vas del campo con la satisfacción de haber puesto todo de tu parte.

Te has ganado el respeto y el cariño de la afición blanca, a tu estilo, con hechos y entrega. Nunca has pretendido dar una imagen de lo que no eres, has pasado de caretas de cartón piedra, sin necesidad de exhibiciones y con tu particular discreción. Porque sólo se puede llegar a querer sin condiciones a alguien que se muestra tal cual es.

Las piernas ya no responden como antaño, en cambio, el genio persiste, es innato, y la sabiduría con el paso del tiempo se incrementa. Eso juega a tu favor, aunque a muchos les pese. Saber estar en el sitio adecuado en el momento oportuno es propio de un pícaro, ya sabes, lo que coloquialmente se conoce como un “perro viejo”.

Hoy, con los 32 cumplidos, son muchos a los que les encantaría darte una jubilación anticipada, incluido alguno que se considera madridista. Yo creo que aún te quedan muchas lecciones que dar y tardes que regalar. Cuando te hayas marchado, muchos te valorarán como es debido, pero ya tarde, claro. Nunca entenderé esa obsesión por querer enterrar vivo a uno de los mejores jugadores de la historia blanca.

Las instituciones deportivas del mundo del fútbol no te han sabido valorar. Y aún tienes una espinita clavada porque quizá no vuelvas a vestir la camiseta de la selección. El tiempo acaba poniendo a cada uno en su sitio. Ya sabes, como decía Fernando Fernán Gómez, con esa personalidad tan característica: “los premios no me importan nada, porque total, al año que viene se lo darán a otro”. Pues eso.

Los grandes jugadores acaban jugando en grandes equipos, las estrellas dejan su huella, pero sólo las leyendas hacen historia. Porque sólo un señor puede ser la imagen de un club señor, porque sólo Raúl González Blanco representa, a día de hoy, los valores que hacen grande al Real Madrid.


miércoles, 14 de octubre de 2009

Obama y la rentabilidad de un discurso

Carlos Alberto Montaner decía hace unos días, en un artículo publicado en Libertad Digital, que cualquier persona sensata sabe que se premian los hechos, no las intenciones. Pues bien, esta gran verdad parece no haber calado en el Parlamento noruego, el mismo que se encarga de conceder unos premios politizados y, en consecuencia, desprestigiados, llamados Premios Nobel de la Paz. Y es que este año han decidido otorgarle dicho galardón al gran Barack Obama, ese visionario, hipnotizador de masas, que no ha hecho más que leer un discurso que provoca la caída de baba de progres de medio mundo. Habría que preguntar a Bobama, como ya algunos le llaman, acerca de lo que se siente al recibir el mismo premio que poseen ya personajes tan distinguidos como Yaser Arafat, Rigoberta Menchú, el ex presidente Carter ó el estafador Al Gore.

Sin haber cumplido su primer año como inquilino de la Casa Blanca y sufriendo ya un notable deterioro de su imagen pública, el bueno de Barack no da pie con bola. Guantánamo continúa abierta, siguen llegando tropas a Afganistán y su proyecto para reformar la sanidad murió antes de nacer. Para un político que vive de la imagen, y habiendo fracasado en multitud de ocasiones en tan poco tiempo, el Nobel funcionará a modo de balón de oxígeno, aunque puede volverse en su contra y convertirse en un lastre.

Los medios de izquierdas sólo se han atrevido a calificar la entrega del galardón como precipitada, dejando entrever que aún es pronto, pero los hechos llegarán seguro. En el caso de Obama, me permito desconfiar de sus futuros hechos. Hasta ahora, los discursos han abundado, sin embargo, la defensa de principios como la libertad y la democracia han brillado por su ausencia, y se trata precisamente de los valores que han hecho grande al país que representa.

Un personaje que rechaza recibir al Dalai Lama en la Casa Blanca para no molestar al Gobierno chino no merece el Nobel de la Paz. Un mandatario que es complaciente con el régimen cubano, chino o iraní no merece el Nobel de la Paz. Un tipo que no ha condenado la actuación del golpista Zelaya no merece el Nobel de la Paz. Él ve un mundo donde no haya enfrentamientos, aunque ello signifique privar de libertad a millones de personas y sucumbir ante la tiranía. Los defensores de esa basura a la que llaman “alianza de civilizaciones” deberían saber que ningún gobierno totalitario, incluidos los fundamentalismos islámicos, está dispuesto a respetar a países que no comulgan con sus dogmas, y mucho menos a “aliarse” con ellos para “construir un mundo mejor”.

Los americanos saben mejor que nadie lo que es sufrir el ataque y los odios de los enemigos de las libertades. Si no defienden los valores sobre los que se ha construido su nación, corremos el riesgo de ser testigos del desmoronamiento de los pilares sobre los que sustenta una sociedad y una cultura que tantos siglos de esfuerzo ha costado conseguir. Si no se lucha contra los totalitarismos, se está expuesto a lo peor. Y lo peor lo representan los países a los que parece que no quiere molestar el nuevo Nobel de la Paz.


jueves, 8 de octubre de 2009

El chivatazo a ETA

Mayo del año 2006. Zapatero se encuentra en plena negociación con ETA. El dueño del bar irunés “Faisán”, etarra y encargado de la recaudación conseguida a través de la extorsión a empresarios vascos, recibe una llamada en la que se le informa acerca de la existencia de un operativo policial que culminaría con su detención en el momento en que llegase a Francia para hacer entrega del dinero. El chivatazo provoca que la operación quede frustrada. El juez Grande Marlaska está al mando del juzgado nº 5 de la Audiencia Nacional, sustituyendo a Baltasar Garzón, que se encuentra disfrutando de uno de sus conocidos permisos. Marlaska inicia una investigación. Tres personas quedan imputadas por delito de colaboración con banda armada. Entre ellas se encuentra el director general de la Policía, Víctor García Hidalgo.

Pocos meses después, Garzón regresa de su viaje y recupera el juzgado, adueñándose así de la investigación. Desde entonces, el caso del chivatazo a ETA ha estado en un cajón de su despacho acumulando polvo.

Ahora, tres años después, el fiscal de la Audiencia Nacional, Javier Zaragoza, solicita el archivo del caso. Rubalcaba afirma que a pesar de los esfuerzos no se ha conseguido dar con los responsables. En realidad, los esfuerzos han sido nulos. Ni a la Fiscalía, ni a Garzón, ni, por supuesto, al Gobierno, le interesa resolver este asunto bochornoso protagonizado por las fuerzas de seguridad del Estado. El PP, como siempre en Babia, no ha pedido la dimisión de Rubalcaba, así como tampoco ha insistido en el esclarecimiento de los hechos.

Para Garzón el caso del bar Faisán es un arma que puede utilizar en contra del Gobierno en caso de sentirse “desatendido” por él, y últimamente las cosas no le van muy bien. El juez estrella ya demostró en su día lo vengativo que puede llegar a ser, abriendo la caja de Pandora e instruyendo el caso GAL después de que Felipe González le dejara en la cuneta. Por todo ello, no es de extrañar que el fiscal general del Estado, el servil Cándido Conde Pumpido, quiera archivar el caso y enterrarlo definitivamente. Dentro de lo que cabe, lo están llevando de forma bastante discreta, pues la prensa y el PP andan muy ocupados con el culebrón Gürtel.


jueves, 1 de octubre de 2009

La doble moral de Almodóvar

El legionario de la causa zapateril ha tomado la valiente decisión de salir de la madriguera, la misma en la que llevaba oculto desde el año 2004, cuando ZP ganó las elecciones, gracias en parte al bombardeo mediático con que su lobby intoxicó a la sociedad. El motivo no ha sido manifestarse en protesta por los 5 millones de puestos de trabajo destruidos por el Gobierno, ni por la subida brutal de los impuestos, y ni mucho menos para pronunciarse en contra de la guerra de Afganistán. La razón ha sido muy diferente, pues ha decidido mostrar su solidaridad hacia el director de cine Roman Polanski, que ahora tiene que rendir cuentas ante la justicia por haber drogado primero y violado después a una adolescente de 13 años en 1977. Y es que, para el artista de la ceja, la vara de medir varía notablemente en cuanto a longitud se refiere cuando se trata de que el peso de la ley recaiga sobre los ciudadanos.

Para algunos miembros de la cuadrilla de chupópteros de la teta del Estado no es justo que un hombre de talento notable, director de películas tan conocidas y laureadas como El Pianista, sea igual que todo ciudadano cuando se le juzga por haber cometido un grave delito. Ellos son una casta superior al resto de los mortales. Sus “dotes divinas” les hacen merecedores de un trato distinto al resto. Y eso que defienden el socialismo como la ideología justa que apuesta por la igualdad entre las personas. ¿Es justo que la justicia haga distinciones? Y sobre todo, ¿Es justo que un grupo de gente viva gracias a los impuestos que pagamos todos con nuestro trabajo?

Si el talento nos permitiera estar exentos de rendir cuentas ante la justicia, tendría que ponerse en tela de juicio el talento de todo hijo de vecino. O es que acaso ¿sólo existe talento en el séptimo arte? Y si no es así, ¿por qué debe acudir a la cárcel, por ejemplo, un empresario que ha tenido talento, creatividad y valentía para fundar una empresa, pero que ha cometido un grave delito? Porque en tal caso, existe talento y , sobre todo, solidaridad al crear empleo, sin embargo, eso no le exime de pagar las consecuencias de sus actos delictivos, como deber ser.