
La desgracia de tener una calamidad de ministra nos lleva pasando factura desde el comienzo de su mandato. Esa factura es cada día más elevada, y es que el caso del Alakrana podría costar la vida de inocentes. Los tripulantes secuestrados por los piratas somalíes llevan más de un mes de cautiverio y sus familiares se desesperan ante la pasividad de un ejecutivo que les ignora y les miente. Al presidente, que prefiere morir antes que matar, la situación le está superando. Ahora no toca vivir de la imagen, ahora hay que actuar y emplear la fuerza si es necesario, sin miramientos y sin eslóganes políticos.
La incompetencia de Chacón y Zapatero ya es todo un hecho y su intención de anteponer sus ideas a salvar vidas humanas está quedando al descubierto. Prefieren no utilizar la fuerza con tal de que no se venga abajo la campaña de imagen y pasar este mal trago implicándose lo menos posible. No ha faltado la colaboración de Garzón para dar la impresión de que se está haciendo algo y abrir los telediarios estafando a la opinión a la pública.
La determinación que debe tomar el Gobierno es aniquilar a los piratas o llegar a pagar el rescate para después capturarlos y darles el castigo correspondiente, siempre con el fin de que tal acción no vuelva a repetirse. Así lo hizo Francia, dando ejemplo de nación poderosa y temible. Lamentablemente, España está muy lejos de recuperar ese estatus. La cruel realidad es que unos piratas son capaces de poner en jaque a todo un Gobierno que permanece impasible mientras vidas humanas corren grave peligro. Esperemos que la situación se resuelva sin que ello se lleve por delante a inocentes que han tenido la desgracia de tener unos gobernantes detestables.
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