martes, 8 de septiembre de 2009

No se puede ser más rancio


Como es tradición desde hace ya diez años, ZP ha iniciado el curso político dando muestras del más puro radicalismo izquierdista, puño en alto y cantando La Internacional. Parece ser que nuestro presidente es todo un nostálgico de épocas pasadas, por ello, cada año decide comprometerse con la causa minera asturleonesa, aunque, la verdad, llega un poco tarde. Rodiezmo tiene un ayuntamiento popular y sólo queda un minero en activo. Pero la tradición es la tradición, que es sagrada para los que se hacen llamar progresistas.

El espectáculo que dieron los asistentes fue de infarto. Alfonso Guerra, creyendo que los españoles sufrimos amnesia, calificó de chorizos a algunos miembros del PP. Cándido Méndez, como siempre, descargó su ira contra los empresarios, diciendo que éstos consideraban el “trabajo como una basura”. Y digo yo, ¿Cómo lo considerará él que no tiene ni puñetera de lo que es eso porque se ha pasado la vida viviendo del dinero de los contribuyentes? Pero el colmo del ridículo fue lo de Leire y Bibiana. Estaban tremendas, con su pañuelito rojo al cuello y su puño en alto, felices en su ignorancia, sin ningún sentido del ridículo, cómo si supieran lo que significa el socialismo obrero. Orgullosas de defender unas ideas con tantos millones de muertos a sus espaldas y con unas raíces violentas. Pero ahí están, la futura senadora y la actual ministra.

Es sorprendente, pero la táctica de utilizar el resentimiento social para desviar el odio hacia un enemigo común, el empresario, continúa funcionándoles a los socialistas. Siguen inmersos en su esquizofrenia y anclados en el pasado, o ¿es que hay algo más carca que hablar de lucha de clases en el año 2009? Desprenden un tufo a rancio que apestan. Pero, hasta ahora, les ha ido muy bien. Aún hay gente que piensa que estos ideales trasnochados nos llevarán a alguna parte. Estoy de acuerdo, a la absoluta ruina.


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