
Tengo aún fresco en la memoria aquel mal llamado “proceso de paz”. Recuerdo como acabó permitiendo a los etarras volver a los ayuntamientos del País Vasco, rearmando a la banda para seguir matando. Recuerdo como los asesinos colocaron un coche bomba en el aparcamiento del aeropuerto de Barajas y asesinaron a dos personas, un atentado que Zapatero tuvo la suficiente sangre fría para calificarlo de “accidente”. También me vienen a la memoria las palabras del Rey, con su “y si sale, sale”, o las del malvado Conde Pumpido diciendo que la Fiscalía no ilegalizaba ANV porque no podía dejar a personas sin votar. En fin, recuerdos bochornosos.
¿Cuántas veces tendremos los españoles que perder la dignidad debido a las actuaciones nefastas de nuestro Gobierno? A mí me avergüenza profundamente tener unos dirigentes cómplices de dictaduras atroces, pusilánimes ante los terroristas, y que prefieren reunirse con asesinos mientras desprecian a sus víctimas. Con los asesinos no se habla, a los asesinos se los persigue, aplicando la Ley, que para eso está. ¿O es que ellos, señor Zapatero, tienen el detalle de hablar con sus víctimas antes de asesinarlas sin piedad? Al menos cuando se sienten a hablar lo harán de igual, desde la miseria moral a la miseria moral. Lo doloroso es que lo hacen en representación de los españoles. Ni que decir tiene que ante una nueva negociación volveremos a las andadas. Tendremos una ETA más fuerte, más víctimas del terrorismo y, en consecuencia, una España más débil y más destruida.
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