domingo, 1 de noviembre de 2009

Credo político

Debido al hecho hiriente que supone para alguien liberal tener que escuchar, casi a diario, sandeces provenientes de víctimas de propaganda socialista, he decidido escribir estas líneas. La basura sociata ha calado tan profundamente en el pensamiento popular que ya es habitual oír que ser de derechas es de insolidarios, avariciosos, trogloditas, señoritos, materialistas, y demás tipos de falacias vertidas por la izquierda a lo largo de la historia, y es que como propagandista no hay quien la gane. Por todo esto, me apetece exponer hoy mi particular credo político:

1. Creo que la libertad es un derecho básico de la persona y nadie está autorizado a arrebatárnosla. Rechazo los gobiernos totalitarios que se consideran los únicos legítimos para gobernar y que, convencidos de su superioridad moral, trituran sin piedad nuestras mentes y libertades.

2. Creo que el individuo está por encima del Estado, y por ello, el último debe servir al primero, nunca a la inversa. El Estado tiene que tener su poder justo y necesario, velando en todo momento por la seguridad y el bienestar de sus ciudadanos. La clase dirigente no es quién para decirme cómo debo actuar, pensar o hablar.

3. Creo en la separación de poderes. No hay mayor cáncer para una sociedad democrática que sea gobernada por un poder ejecutivo que tenga sometidos a los otros dos poderes, el legislativo y el judicial.

4. Creo en la propiedad privada. Cada persona debe disponer del fruto de su trabajo porque le pertenece. Yo sé mejor que nadie cómo emplear mi dinero y no un burócrata que me atiborra a impuestos quitándome lo que es mío (porque sí señores, el dinero de nuestros impuestos es nuestro) para después emplearlo según sus intereses.

5. Creo en la empresa privada como impulsora de riqueza y prosperidad, así como en la figura del empresario como el único capaz de crear empleo, activando así la economía y permitiendo a las clases sociales más desfavorecidas disfrutar de un buen nivel de vida.

6. Creo que es un tremendo error crear seres dependientes del Estado para que un partido político se perpetúe en el poder. Estos seres van desde los subsidiados, hasta los grupos de presión que ejercen como tales a cambio de subvenciones que pagamos todos con nuestros impuestos, véase sindicatos, determinados medios de comunicación o gente de la farándula.

7. Creo en la idea de justicia. No hay mayor justicia que dar a cada uno lo suyo, y no robarle uno para dárselo al otro. En España tenemos el ejemplo lamentable del asalto a RUMASA bajo el grito “¡to pa el pueblo!”, donde se robó al puro estilo estalinista a un notable empresario el trabajo de toda su vida.

8. Creo en el esfuerzo, en el sacrificio y en la inteligencia, no en el sistema igualitarista que tanto daño está haciendo a la sociedad y a la educación española.

9. Creo en el derecho a la vida. Se debe proteger la vida humana siempre, y aún más cuando se trata de un ser indefenso que ni siquiera ha llegado a nacer.

10. Y, por supuesto, NO creo en una máquina de triturar llamada socialismo, enemiga de las ideas anteriormente citadas, que ha tenido gobiernos intervencionistas hasta el tuétano, llevándose por delante la vida de más de 100 millones de personas y dejando la ruina por dónde ha pasado, así como ejemplos de lo que nunca se debe hacer: la RDA, la Unión Soviética de Stalin, la Cuba de Fidel, la China de Mao o el nacional socialismo de Hitler.


1 comentario:

  1. No puedo añadir ni una coma a tus mandamientos.
    Somos muchos los que pensamos que si se cumpliera este decálogo de intenciones y principios otro gallo nos cantaría.
    Lo malo es que hay personas que ya no saben vivir de otra forma a la que viven ahora.
    Ahí tenemos a los sindicalistas, artistas con obras mediocres, agricultores sin producción y sobre todo y ante todos una clase política profesional, artistas de la palabra y el embuste, que sin sus sueldos de rajás, no sabrían desenvolverse en otros ámbitos, por muchas carreras que luzcan o por muchos estudios que digan tener.
    Ahí tenemos a Gallardón, que se supone fiscal, al registrador Rajoy, etc.
    Luego están los otros, los aprovechados, como ese barrendero catalán que llegó a ERC y se hizo con un Audi oficial, o el iletrado Pepiño Blanco que balbucea el castellano y seguro ignora el gallego, y un largo etc.
    Sí, Eva, muchos pensamos como tú, pero la dinámica que sigue la política en España es aterradora y si el principal partido de la oposición se ha subido descaradamente al carro de la mediocridad y solo aspira a heredar las ruinas que deje Zapatero tras su gestión, vamos de culo y contra el viento.
    Siempre nos quedará París, como dijo aquel...

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