sábado, 12 de diciembre de 2009

La desvergüenza sale a la calle

Definición de parásito según la RAE: “Organismo animal o vegetal que vive a costa de otro de distinta especie, alimentándose de él y depauperándolo sin llegar a matarlo”.

Los liberados parasitarios, apoyados por algunos titiriteros, han salido hoy a la calle con el lema “No se aprovechen de la crisis”. Tan irónico como siniestro. Los 450 millones de euros que llevan recibidos por parte de Zapatero pesan y es necesario cumplir con la parte del trato. Por ello han decidido manifestarse contra los empresarios, los beneficiarios de la crisis, los únicos responsables de los problemas de nuestra economía, es decir, los que cierran sus negocios, se arruinan y se quedan con una mano delante y otra detrás. Con un par, sí señor.

Zapatero, por supuesto, no tiene nada que ver con la brutal destrucción de puestos de trabajo y con que 9 de cada 10 empleos que se destruyen en la UE se hagan en España. Sin embargo, cuando nuestro país generaba 2/3 del trabajo total creado en Europa sí tocaba manifestarse contra el Gobierno, pero claro, en aquellos tiempos gobernaba la derecha y era necesario expulsarla del poder como fuera. Ahora estamos en la España de Zapatero, y aunque como decía Karina cualquier tiempo pasado nos parece mejor, los españoles tenemos que soportar que ésta sucia legión parasitaria tenga representatividad cuando se trata de tomar decisiones.

Señores proletarios que nunca han visto una mina: Marx murió hace tiempo y el discurso de la lucha de clases no tiene ya cabida, ahora la sociedad se divide entre los que viven gracias a su trabajo y los que viven con el trabajo de otros. Los parados quieren un empleo y da vergüenza ver como son “representados” por una panda de sinvergüenzas que a lo que único que aspiran es a seguir chupando de la teta del Estado. De modo que dejen de insultar a la inteligencia cuando hablan de defender a los trabajadores. La mejor forma de defender al trabajador es creando empleo, y si deciden no crearlo, por lo menos valoren el trabajo de otros que deciden sí hacerlo y tirar del carro de la economía.

En fin, como todo esto caerá en saco roto, a seguir tragando, y pagando, claro.



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